“El Éxodo”
Juan Manuel Martín-Moreno
a). Marco histórico de la estancia en Egipto
1. Cronología del Éxodo
Tras analizar la historicidad de los relatos patriarcales, estudiaremos ahora la historicidad de los relatos relacionados con la entrada y salida de Egipto.
El Génesis se refiere al hecho de que tras el vagabundeo de las los patriarcas por los bosques y pastizales del Canaán se asentaron en Egipto donde residieron durante varias generaciones. El hermoso ciclo de tradiciones sobre José y sus hermanos ambienta este descenso de las tribus israelitas al país de Egipto con motivo de una gran hambruna que se extendió por todo el ámbito del Creciente fértil. Esta estancia de los hebreos en Egipto debería situarse entre los siglos XVII al XIII antes de Cristo.
Tumba erigida, en parte por esclavos hebreos, para el Faraón Keops.
Según una cronología que nos dice que los hebreos estuvieron cuatrocientos años en Egipto, la presencia de los hebreos en Egipto debería situarse entre los siglos XVII al XIII antes de Cristo (Gn 15,13; Ex 12, 40-41).
Según estas mismas tradiciones la presencia de los hebreos en Egipto habría atravesado por dos etapas radicalmente distintas. Una primera en la que gozaron del favor real del Faraón, de quien José había sido el primer ministro. Y una segunda etapa en la que "se levantó un rey nuevo que no había conocido a José" (Ex 1,8), y entonces el pueblo hebreo comenzó a experimentar la opresión y la discriminación racial y religiosa. "Estuvimos en Egipto como esclavos del Faraón, sacándonos el Señor de allí con mano poderosa" (Dt 6,21).
¿Qué nos dice la historia profana sobre esta época? El descenso del pueblo hebreo a Egipto podría situarse muy bien durante los siglos XVII o XVI. En esta época, según el historiador Manetón, Egipto estaba invadido por los hiksos, o pueblos pastores semitas, primos hermanos de los hebreos, que establecieron su capital en Avaris (Tell ed.Daba). Su hegemonía en Egipto puede coincidir con la dinastía XV, de los siglos XVII-XVI.
Es verosímil pensar que durante el dominio hikso los clanes patriarcales hubieran podido asentarse en Egipto con todo tipo de facilidades al amparo de los faraones reinantes. Algunos hiksos llevan los nombres de Jacob y Hur. El asentamiento en Goshen, en el delta, y la proximidad al palacio del faraón (Gn 45,10; 46,28-29) es más verosímil en la época de los hiksos, cuando la capital estaba en Avaris, en el delta. Algunos nombres egipcios tales como Moisés y Pinjás abonan la estancia de al menos una parte de los hebreos en Egipto.
La situación básica descrita en el libro del Éxodo es la inmigración de clanes semitas procedentes de Canaán y asentados en las regiones del borde oriental del delta. Esta situación es perfectamente verosímil y está bien documentada en lo hallazgos arqueológicos. La vida de los cananeos estaba sometida a los ciclos de lluvia y sequía, y en los períodos secos, tenían que refugiarse en Egipto, donde las crecidas del Nilo eran estables y seguras. En la tumba de los Beni Hassan podemos ver los retratos de algunos de estos semitas que venían a Egipto buscando grano
Con todo, como ya vimos no hay que pensar que todos los clanes estuvieron en Egipto, sino que estaban ya previamente asentados en Canaán y se federaron a los recién llegados. Probablemente el núcleo de los procedentes de Egipto sería el de los clanes de la "casa de José", y también la tribu de Leví.
2.- Historicidad del Éxodo y la alianza
Estudiaremos en esta sección los resultados de la crítica histórica sobre los sucesos que culminan en la entrada en Canaán de las tribus procedentes de Egipto
-esclavitud. No se puede dudar que una parte de los antepasados de Israel estuvo en Egipto en esclavitud. Una tradición vergonzosa como ésta no puede ser fruto de una invención. Muchos nombres de levitas son nombres egipcios. Nos consta que los egipcios habían empleado a esclavos hapiru semitas en las construcciones faraónicas
Esclavos trabajando en las construcciones egipcias.
-éxodo: tampoco se puede negar que la salida de estos esclavos se realizó en medio de hechos extraños y admirables que dejaron una profunda huella en la conciencia colectiva. Aun aceptando que la versión actual está muy magnificada según las leyes de la épica, en el origen debió haber algún acontecimiento "providencial" que es la condición de posibilidad de que se generase esa tradición. El éxodo es el centro de la confesión del pueblo hebreo. No puede ser todo una leyenda.
Es verdad que en las crónicas egipcias no hay ningún documento que confirme el hecho, pero eso no es de extrañar. Los egipcios no nos cuentan sus derrotas en sus documentos, y además en cualquier caso aquella derrota debió ser para ellos apenas un pequeño incidente, apenas digno de mención. Es más que dudoso que la propia persona del faraón capitanease el destacamento egipcio que persiguió a los egipcios fugitivos.
-peregrinación y Sinaí: Durante la marcha por el desierto se dio una experiencia religiosa que marcaría definitivamente la vida del pueblo. Las estructuras básicas de la identidad religiosa de Israel cuajaron en el desierto. Travesía en el Mar Rojo.
Un hecho tan decisivo y trascendental debió haber tenido un tiempo fuerte: lo que llamamos la experiencia del Sinaí, o acta fundacional de la alianza. No es posible determinar dónde estaba ese monte. Tampoco es posible seguir el mapa de la marcha del pueblo. Puede ser que distintas tribus viajasen por caminos distintos. En la Biblia se mezclan distintos itinerarios y no es posible secuenciar un itinerario único. Además los años del desierto no hay que concebirlos como un "viaje". Ese camino se puede cubrir en pocas semanas. Es más bien un género de vida, de itinerancia el que representan esos 40 años, más bien que un viaje lineal de un punto hacia otro. Parece además que gran parte de este tiempo lo pasaron junto al oasis de Qadesh Barnea.
Además hay indicios que nos hacen pensar que hubo itinerarios distintos. Un grupo parece haber salido de Egipto por el Norte, y seguir la costa mediterránea para internarse en Canaán por el Sur, en lo que habría de ser después el territorio de Judá. Sería un grupo de hijos de "Lía", y según parece salieron de Egipto expulsados, y no huyendo.
El otro grupo, el que sale por el este de Egipto van huyendo del faraón y evitan las rutas flanqueadas por las fortalezas egipcias. Sería este grupo el que cruzó el Mar Rojo y atravesó el Sinaí llegando a Canaán a través de las estepas de Moab por el este. Este sería el grupo de Moisés y Aarón, que habría tenido la experiencia de la alianza en el Sinaí.
No cabe duda razonable sobre la existencia de Moisés. Los sucesos del éxodo y el Sinaí postulan una gran personalidad carismática. Todas las grandes religiones han tenido un fundador personal y no son fruto de experiencias colectivas anónimas. Recordemos el Islam, el Budismo o el Cristianismo.
Lo mismo debemos pensar del Yahvismo, que en su conjunto representa una de las más sublimes intuiciones religiosas de la historia. Casi a priori tenemos que postular que debió existir un Moisés.
Mapa del trayecto que habrían realizado los hebreos
Hay que reconocer que el libro del Éxodo ha simplificado y a su vez magnificado los recuerdos. El número de israelitas en Egipto nunca pudo haber sido tan numeroso como nos cuenta Ex 12,37 (600.000 combatientes, que con mujeres y niños darían una cifra de dos millones). ¿Cómo una población tan grande podía haber sido atendida sólo por dos parteras Sifrá y Puá? (Ex 1,15). Además si seguimos la cronología corta -cuatro generaciones', ¿cómo es posible que las 70 personas que han bajado a Egipto se hayan convertido en tan poco tiempo en 2 millones? La tradición de cifras elevadas puede provenir de una era muy posterior, quizás de los censos de Salomón, cuando el pueblo hebreo tuvo su época de máximo esplendor.
Lo más lógico es pensar que los israelitas en Egipto fueron sólo unos pocos miles, a los que se irían quizás agregando otros clanes hermanos durante el recorrido por el desierto o después de su entrada en Canaán, hasta formar en tiempo de Josué la confederación tribal (Jos 24).
En cuanto a la opresión sufrida, está también descrita en términos épicos, así como el relato de las plagas que culminarán en el permiso definitivo para que el pueblo salga de Egipto. Algunos han intentado dar explicaciones científicas a las plagas. Velikovsky propuso una explicación cósmica de un cometa que entró dos veces en contacto con la tierra provocando fenómenos que explicarían las plagas y la teofanía del Sinaí: el polvo rojo que coloreó el agua del Nilo, provocó úlceras, tinieblas, temblores de tierra, movimientos de agua...
Otra explicación es geológica y piensa en la erupción del volcán Santorín que habría provocado fuertes mareas en el Mar de los Juncos. Otra explicación es naturalista y se apoya en la serie de fenómenos que suceden en Egipto con motivo de las crecidas del Nilo en los meses de julio y agosto.
Sin negar que pudiera haber hechos extraños y coincidencias que impactaron profundamente la conciencia del pueblo hebreo en el momento clave de su liberación, preferimos ver en las plagas un género literario que transmite un mensaje teológico: la liberación de Egipto sólo puede explicarse mediante una intervención especial de Dios en favor de su pueblo. Dios libera al oprimido y castiga al opresor cuando éste se niega a convertirse. La acción divina puede tener sus mediaciones naturales en la astronomía, la geología, la historia, la sociología... Pero es sólo la religión la que nos da una lectura teológica de estos acontecimientos más o menos extraños o maravillosos, como signos de una actuación divina salvífica.
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